Las energías renovables son todas aquellas que se obtienen a partir de fuentes naturales, destacando por ser inagotables y su capacidad de renovación.
Con el paso del tiempo, las conocidas energías verdes se han convertido en una pieza fundamental para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y también en la fórmula correcta para lograr la sostenibilidad del planeta.
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¿Qué son las energías renovables?
Como hemos mencionado al principio, las energías renovables son lo que son cuando su fuente se basa en el empleo de recursos naturales inagotables, como el viento, el sol y la biomasa. Además, se caracterizan por no usar combustibles fósiles, pues los recursos naturales que utiliza se renuevan ilimitadamente.
En el sector industrial, se las valora como energías limpias y crecientemente competitivas a las que les sobra abundancia y potencial para ser aprovechadas por todo el planeta. Por si fuera poco, poseen la ventaja de que no producen gases de efecto invernadero (que son una causa directa del cambio climático), ni emisiones contaminantes.
Cabe recalcar, que al contrario de la tendencia general de subir los precios propia de los combustibles fósiles, las renovables mantienen costes bajos sostenidos, manteniéndose al margen del resto.
La AIE (Agencia Internacional de la Energía) determinó en un artículo que, en 2040, al menos dos tercios del consumo de energía del planeta será proporcionado por las fuentes renovables. Eso quiere decir que se espera un crecimiento del 70% en el sector de energía verde por todos los países del mundo.
¿Cuáles son los tipos de energías renovables?
La mayor parte de la población desconoce que las energías renovables son más baratas en muchas regiones del planeta, y tampoco están al tanto de que son capaces de generar hasta tres veces más puestos de empleo. Estos son los tipos que existen:
- Solar.
- Eólica.
- Hidráulica.
- Geotérmica.
- Energía azul.
- Mareomotriz.
- Undimotriz
- Biomasa
- Biogás
- Bioetanol
- Biodiésel
La principal característica de cada una de ellas es su impacto mínimo en el medioambiente, gracias a que durante la producción de energía no generan residuos contaminantes.
Aparte de su rasgo principal como fuentes ilimitadas, destacan también por ser opciones autóctonas que aumentan su rentabilidad y eficiencia dependiendo de la zona en la que se encuentren.
Por ejemplo, la conocida energía solar, es mucho más rentable cuando las instalaciones encargadas de aprovecharla se sitúan en países donde hay muchas horas de sol cada día. En cambio, la energía mareomotriz, consigue mejores resultados en lugares costeros donde el oleaje es fuerte y constante.
Energía solar
Es la energía renovable más abundante de todas las existentes, y pese a lo que se pueda pensar, se le saca rentabilidad incluso con el cielo nublado. Para hacernos una idea de lo impresionante que es, nuestro planeta intercepta esta energía 10.000 veces más rápido que la velocidad a la que la consumimos.
La propia energía solar dispone de dos variantes según la función que desempeñe; la fotovoltaica o la térmica. La primera de ellas es capaz de producir electricidad a partir de la radiación que emite el Sol. Por otro lado, la segunda aprovecha la energía solar para producir calor. Una aplicación muy famosa es el aire acondicionado solar.
En países con buena situación geográfica respecto al Sol como Hawái, esta energía limpia podría llegar a convertirse en una fuente que abastezca el 100% de su industria en el año 2045.
Energía eólica
Aprovecha la energía cinética del aire en movimiento, ¿y cómo lo hace? Con unas turbinas eólicas de gran tamaño instaladas en la superficie terrestre, aguas dulces o incluso en alta mar.
Hay gran cantidad de países que ya han tomado la decisión de apostar por el viento como fuente renovable, por eso es habitual encontrar en internet información sobre los llamados parques eólicos, puesto que pueden llegar a cubrir la demanda energética total de regiones con bajo coste de producción eléctrica.
Geográficamente hablando, los sitios más recomendados para hacer una instalación de esta categoría son, las altitudes montañosas, un terreno plano con fuertes vientos o en el mar. Todos esos puntos tienen en común que las corrientes de viento son fuertes y constantes.
Energía hidráulica
Esta aprovecha el agua para generar energía eléctrica cuando hace movimientos bruscos, como elevaciones y descensos (un ejemplo de ello es la corriente del río) pronunciados. Los embalses que poseen plantas hidroeléctricas se valen del agua estancada y almacenada, por otro lado, las que utilizan el flujo de agua de los ríos con fines energéticos son denominadas plantas hidroeléctricas fluviales.
Destacan por sus múltiples aplicaciones, como la producción de agua potable, agua de regadío, servicios de navegación, control de inundaciones y sequías, etc.
Actualmente, es la mayor fuente de energía renovable en el sector de electricidad. Su funcionamiento se desarrolla basándose en los patrones de pluviosidad más estables, y precisamente por eso, les afecta bastante las consecuencias que supone el cambio climático; sequías, cambios en los ecosistemas y otras causas que afecten a los patrones de las precipitaciones.
Energía geotérmica
Esta energía renovable (cuya tecnología cuenta con más de cien años de antigüedad) se genera a partir de la propia energía térmica que hay en el interior del planeta, extrayendo su calor mediante unos depósitos geotérmicos, en pozos o medios similares.
Los medios o depósitos con temperaturas muy elevadas y permeables de forma natural son denominados depósitos hidrotermales, mientras que los depósitos que poseen mucho calor y además emplean medios de estimulación hidráulica, se les llama geotérmicos mejorados. Ya en la superficie, se pueden usar fluidos a diferentes temperaturas para luego generar electricidad.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (conocida como FAO), esta energía podría convertirse en un gran beneficio en los países en vías de desarrollo, ya que su utilidad puede reflejarse en el secado de alimentos o la pasteurización de la leche.
Energía azul
Es posible que este término no te resulte tan conocido como el resto. La energía azul es aquella producida a partir de unos radiadores especializados que calientan líquido en su interior, con el fin de climatizar estancias.
Además, es el nombre que tiene asignado el proceso de ósmosis que sucede cuando se realiza un choque entre agua salina y dulce, que produce energía térmica. Por esa razón, se le considera un método renovable.
Energía mareomotriz y undimotriz
La fuerza que aplica la marea puede convertirse en energía renovable, ya que existen instalaciones que son capaces de aprovechar el movimiento de las mareas. ¡Ojo! No es lo mismo que la energía undimotriz (pues aprovecha la fuerza de las olas).
Las instalaciones que aprovechan la energía mareomotriz poseen una serie de generadores, que producen electricidad a partir del movimiento de la marea, con muchas similitudes a los aerogeneradores eólicos.
En cambio, la undimotriz se basa en el uso de pequeñas instalaciones que recogen la fuerza de olas únicas para obtener energía.
Energía de biomasa y biogás
Se produce mediante materiales orgánicos (la biomasa); madera, carbón, estiércol y otros. El fin es la producción de calor y electricidad, o centrarse en los cultivos agrícolas destinados a biocombustibles líquidos.
Gran parte de la biomasa es empleada para cocinar en las zonas rurales, ofrecer calor en las estancias y aportar iluminación, además de atender a las poblaciones desfavorecidas de países en desarrollo.
Los sistemas más modernos de esta energía incorporan cultivos o árboles, residuos del sector agricultor o entornos forestales, y desechos orgánicos. Pese a que esta energía produce gases de efecto invernadero, son niveles mucho más bajos que la combustión de los carburantes fósiles (carbón, petróleo o gas).
El biogás es un compuesto que se genera a partir de la conversión de la materia orgánica en energía de biomasa, y es un gran competidor del gas natural.
Bioetanol y biodiésel
Para terminar con las energías renovables y sus variantes, tenemos que hablar del bioetanol; es un combustible renovable que se produce mediante cultivos sostenibles o residuos orgánicos.
Proviene mayormente de la biomasa vegetal, por lo que se considera una energía renovable que disminuye la cantidad de gases contaminantes que se expulsan a la atmósfera. Entre sus aplicaciones podemos destacar su aparición como combustible de estufas de bioetanol y otros motores.
El biodiésel, por otro lado, es un combustible de origen vegetal y biodegradable al 100%. En este caso, se produce mediante un proceso de refinao que se sirve de múltiples aceites y grasas naturales. Se presenta como opción verde para los motores de diésel de alto rendimiento.