El impuesto del sol, también denominado como peaje de respaldo, fue un tributo que se mantuvo vigente en España desde 2015 hasta 2018. Desde su implantación se convirtió en el centro de muchas discusiones controversiales, que resultó en la oposición de muchos grupos políticos.
Este impuesto obligaba a los usuarios del autoconsumo, mediante tecnología de energía solar, a pagar por estar conectados a la red eléctrica.
Lo que significaba que un ciudadano con este perfil, debía pagar una tasa adicional para contribuir a mantener el sistema eléctrico.
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¿Quién lo aprobó y por qué?
José Manuel Soria, integrante del Partido Popular (PP) y que era el ministro de Industria, Energía y Turismo durante el año 2015, fue la persona que introdujo el impuesto del sol y lo puso encima de la mesa.
Este impuesto, o gravamen, se creó como una supuesta medida para garantizar que la red eléctrica española se mantuviese sostenible, pese a la existencia de usuarios que generaban su propia energía.
¿Cuál fue la argumentación que se utilizó?
Los usuarios con dichas instalaciones de autoconsumo permanecían conectados a la red eléctrica igual que el resto aunque poseían cierto grado de autonomía, y podían emplearla igualmente para recibir la electricidad faltante que los paneles solares eran incapaces de generar en su totalidad.
¿Cuándo derogaron el impuesto del sol?
El impuesto del sol se derogó en 2018 por parte del gobierno de Pedro Sánchez, tras tres años de interminables polémicas al respecto.
De hecho, un año antes de ese suceso, el Congreso de Diputados alzó la voz para reconocer el derecho de los usuarios en cuanto a autoconsumir energía eléctrica, sin tener que sufrir un gravamen añadido.
Tras la derogación, el nuevo gobierno remó hacia el lado contrario y anunció algunas medidas dirigidas a fomentar el autoconsumo.
Estas medidas se dedicaban a reducir el peso administrativo respecto a los usuarios de los sistemas de autoconsumo, compensar los excedentes de dichos consumidores y fomentar el autoconsumo en comunidades de propietarios y empresas.
La Unión Europea también tuvo su peso en esta decisión, sus directrices fueron una causa directa del fin del impuesto del sol.
En 2018, la Unión Europea firmó un acuerdo sobre energías renovables para 2030. En ese acuerdo se declaró que el impuesto del sol que había en algunos países como España, era ilegal.
¿Tuvo ventajas el fin del impuesto del sol?
El fin del impuesto del sol fue bien recibido tanto por las fuerzas políticas que habían estado en contra como por los usuarios del autoconsumo.
También hay que saber que aunque la mayoría de hogares estaban exentos de pagar la tasa debido a que no tenían potencias superiores a 10 kW, las empresas sí tuvieron hacerlo.
O sea que hubo una gran cantidad de compañías que se vieron obligadas a pagar el impuesto después de haber apostado por la instalación de placas fotovoltaicas (con el fin de reducir costes y producir energía).
El autoconsumo en aquella época dejó de ser una apuesta interesante por culpa de tener que pagar tasas extra, como si los usuarios de esos sistemas fuesen consumidores convencionales.
Además, los objetivos de autoconsumo que habían sido marcados para 2020 no se lograron con la efectividad esperada debido al impuesto del sol. Fue una noticia dramática teniendo en cuenta que España fue el segundo país en implementar energía fotovoltaica.
Los beneficios más plausibles fueron los siguientes:
- Aparecieron consumidores domésticos que utilizaban potencias superiores a 10 kW.
- Empresas de todos los tamaños se animaron a apostar por las energías renovables.
¿Qué impuesto se paga por tener placas solares?
Actualmente, debemos hacer distinción entre los impuestos que tenemos que pagar y en los que podemos obtener alguna reducción o bonificación.
Es importante conocer nuestra instalación, ya que podemos optar por ser un usuario de autoconsumo o convertirnos en un generador de energía fotovoltaica.
Si la segunda opción es la que tenemos en mente, entonces debemos establecernos como empresa y pagar los impuestos asignados a las mismas, concretamente en el apartado de la electricidad.
Aparte de todo esto, también existen subvenciones para instalaciones fotovoltaicas a las que se puede acceder.
En este proceso, las administraciones aportan parte del dinero de cara a las instalaciones, ya sea a fondo perdido, o a intereses más bajos que los del mercado.
¿Cuál es el fin de esto? Disminuir el proceso fiscal de las instalaciones fotovoltaicas, y también incentivar a los ciudadanos a invertir en este tipo de instalaciones.